El problema es que se produce un acceso incontrolado de treinta y tantas personas con la colaboración necesaria de un empleado del club. Ese es el punto clave, la colaboración desde el propio club. El comportamiento incívico, por poner un ejemplo, depende del acto individual de una persona o un grupo de personas y en las voluntades personales el club no puede incidir, pero aquí es el club el que propicia el incumplimiento con su participación activa. Por otro lado, dicen que el club no tiene constancia, ya no solamente de la propuesta de sanción, sino ni siquiera de la existencia de un informe en el día del partido en el que se constaten esos hechos. Los informes de antiviolencia y las actas del árbitro son la base para imponer este tipo de sanciones, y suelen facilitarse poco después de los partidos. Y ya ha pasado un mes, no es normal. Pero bueno, de sorpresa en sorpresa andan últimamente en Casa Celta.