Yo creo que la explicación más sencilla es que radios y televisiones saben que los “grandes” tienen más aficionados (no sólo en sus ciudades, sino en todas partes) que lo que quieren oír es hablar de su equipo y, además, oír hablar bien, no críticas. Y que si les pasa algo “anormal” la culpa es del árbitro, y ahí es donde hay que ir a buscar un pisotón de Mingueza para “equilibrar” el discurso en un día como ayer.
Es el mismo motivo por el que en una retransmisión hay tres comentaristas del “grande” invitados, además del locutor(es) que también suele(n) ser de parte, y ninguno, pongamos, nuestro. Para analizar como once tipos con determinada camiseta se mueven por el campo sin que, aparentemente, tengan a nadie enfrente. Es la audiencia que quieren fidelizar, porque si no le dan ese producto y se ponen a hablar del otro equipo, se irá a otra emisora. El día que, no se sabe contra quién, pierden, tienen problemas para explicarlo. De la audiencia medida depende la publicidad y sus ingresos. Tan simple como eso.