Los árbitros se atreven más o menos con unos equipos u otros dependiendo del miedo que tengan a las consecuencias. Yo nunca he creído en complots dirigidos contra un equipo y sostenidos. Pero los árbitros saben que si perjudican a un equipo mediático y con prensa guerrera, van a estar en el ojo del huracán. Si lo hacen con uno que ni se queja, no tienen nada que perder. Las quejas por privado no sirven de absolutamente nada, porque lo que influye en ellos es precisamente la presión pública.
El poder mediático de los grandes nunca lo vamos a tener y esa parte hay que asumirla. La prensa de aquí tampoco es muy incendiaria con esas cosas. Lo que sí creo es que, desde nuestra posición modesta y aislada, poner el grito en el cielo a través de internet de una forma u otra, sin pasarse en las formas, no sobra. Hemos visto que cuando un equipo medio, tipo Espanyol o Valencia, emite un comunicado público quejándose de haber sido perjudicado reiteradamente en los últimos partidos y se habla de ello en la prensa, coincide que en el siguiente suceden unas cuantas cosas a su favor, o al menos en caso de duda no se les pita en contra. Igual que respecto al fútbol no creo en las conspiraciones generalizadas, tampoco en un exceso de coincidencias.
Todo esto lo digo pensando que no es premeditado por parte de los árbitros, sino simplemente consecuencia de lo que comentaba respecto a las consecuencias y la facilidad de tomar unas decisiones u otras. El tipo de árbitro que no pita una falta de forma inmediata pero sí lo hace 3 segundos después cuando el público se le echa encima es el tipo de árbitro que se atreve a repetir un penalty fallado en Balaídos por algo que nadie había visto y no se le ocurriría jamás hacerlo en el estadio de un grande. Porque además, si no lo hubieran mandado repetir, ni el rival se habría quejado. Por desgracia, en nuestra liga son casi todos o todos los árbitros de este perfil. El público a nivel inmediato y la prensa como influencia general deciden una parte no desdeñable de lo que se pita o no.