Los escudos de los equipos de fútbol llevan cambiando toda la vida. Por circunstancias, cambios sociales o de otro tipo. No es algo escrito en piedra. Yo creo que a veces somos peores que los que nos precedieron, más inmovilistas, más reticentes a cualquier cambio. Cuando eso que nosotros defendemos como lo primigenio es el cambio, del cambio, del cambio.
Obviamente no se trata de abusar, ni de meter cualquier cosa, pero los berrinches que se pegan las aficiones ante cualquier cambio minimo no acabo de compartirlas.