El problema es que al frente del Club tenemos a un pirómano.
Un Club saneado, relativa buena situación deportiva (muchos años seguidos en Primera ya), con la cantera dando éxitos y buenos resultados, una ciudad deportiva nueva... en lugar de estar tranquilos y dejar a la gente disfrutar sale cada cierto tiempo con una polémica nueva. Cuando no es el Concello, es declarar la guerra a un jugador en concreto. Si no, es salir a decir a mitad de temporada que la joya de la cantera y jugador clave en ese momento se va a ir a final de temporada al cien por cien.
En fin, que le va la marcha.
Lo que está claro es que no puedes pretender que haya estabilidad en un equipo cuando no hay estabilidad en la institución que lo dirige.
Casualidad o no, la mala dinámica de los últimos 6 años en la que el Club está instalada coincide con el inicio de las guerras personales mouriñistas. Concello, agencias de representación (varias, en plural), jugadores, actitudes un tanto tiránicas respecto a jugadores y afición... Fueron llegar las guerras contra el mundo y empezar a ir de culo.