Cabría hacer un estudio de mercado. Por parte del Celta, para conocer cuál es ese número “aspiracional” de abonados en función de qué condiciones. Tiene un producto maduro y conocido y el resultado debería ser fiable.
Como ahora nos llevamos bien, el Ayuntamiento podría entrar para hacer uno conjuntamente e investigar, como titular de la infraestructura, para qué otras actividades, frecuencias y público objetivo se podría utilizar. Y en función de eso, hacer un plan director. Y con el plan director, hacer la reforma necesaria. Aunque fuera por fases, pero pensada en conjunto. De esa manera, a lo mejor llegaríamos a la conclusión de que sería mejor diseñar un sistema que protegiera el césped cuando no se jueguen partidos y que ese coste lo asuma el Celta antes que una cubierta móvil como anunció el alcalde que haría cuando se planteó lo del Mundial.
Pero, claro ¿qué mérito tendría hacer las cosas por su orden? ¿Y privarnos del placer de hacer lo que se nos ocurra cuándo se nos ocurra al precio que sea?