Hoy tenía el sábado aburrido y me he puesto a ver un par de cosas:
a) He intentado echar la cuenta de lo que llevamos metido en Balaídos (incluyendo la licitación de Gol). Es trabajoso, porque el Ayuntamiento sólo está en la Plataforma CSP desde el 2019 (Marcador, Gol, y un acondicionamiento de las instalaciones bajo la grada de Río); lo anterior debe estar en el propio portal del Concello, pero es difícil encontrar los expedientes completos. Tampoco me he leído todas las actas de las Juntas de Gobierno del 2016 para acá para investigar las liquidaciones. Así que acudiendo a fuentes diversas, probablemente con algún problema de coherencia, me sale que pueden ir entre unos 60 y unos 62 millones de euros más IVA. No está sumado ahí el aparcamiento que debe ir detrás de Gol y que el alcalde ha dicho, simultáneamente, que se hará en una segunda fase y que estará listo en esta “legislatura”. Me imagino que el plan será que lo asuma ZF.
Me llamó la atención (porque no lo recordaba así) que la obra de Tribuna+Preferencia, costeada por Ayuntamiento y Celta, se fue a unos diez y algo millones de euros. El acondicionamiento de Río, incluyendo el arreglo de la desfeita de los asientos en Río Bajo, unos seis millones y pico. Por compararlo con lo que cuestan Marcador y Gol y situar en su preciso nivel el Guggenheim.
b) Málaga. Me picó la curiosidad de ver cómo justifican los 260 millones de euros. Por contextualizar: el estadio es propiedad, a partes iguales, de Ayuntamiento, Diputación y Junta desde que se lo quedaron tras la quiebra del Málaga a principios de los noventa. Ya con esta propiedad, acometieron una reforma integral entre 2000 y 2006 que dejó el estadio con una capacidad de 30 mil espectadores. Málaga es un municipio de unos 600 mil habitantes, con un área metropolitana de al menos un millón.
Su proyecto tiene algunos paralelismos con el nuestro. Es decir, ellos tienen su arquitecto particular que les hizo hace un par de años un estudio conceptual del que salieron unas infografías. Con eso y un vídeo mejorable (y, que yo haya encontrado, ningún esquema de financiación que no esté escrito en el aire) se han presentado ante el comité del Mundial. Por lo que sea, a ellos les han creído y a nosotros no.
Cuando han tenido claro que entraban en la lista (y, supongo, aprovechando el impulso del ascenso a Segunda que nos birlaron) han licitado un contrato de consultoría estratégica por unos 250 mil euros (aún está en fase de presentación de ofertas) para abordar el asunto, digamos, de una forma más seria. El estudio debe contemplar dos escenarios:
* El primero, básico. Cumplir estrictamente con los criterios de elegibilidad de FIFA. Un estadio de categoría 4 para 45 mil espectadores con todas las localidades cubiertas. Eso se haría construyendo un anillo superior que calculan (supongo que por el procedimiento de exponer un dedo al aire) que costará entre 100 y 110 millones de euros. También se parece a nuestro proyecto en que dicen que lo harán en tres años, del 2025 al 2028.
* El segundo, “ambicioso”. Se trata de construir una “Arena” que pueda tener actividad todos los días del año, para lo cual la empresa adjudicataria debe determinar qué actividades se deben poder desarrollar (ferias, convenciones, otros espectáculos -deportivos o no-, hoteles, comercio…) y en qué régimen. Debe determinar qué retornos pueden generar esas actividades, si es posible la amortización de la inversión (“en todo o en parte”) y en qué plazo, si es posible encontrar un socio que colabore en la construcción y/o se encargue de la explotación, bien participando en los resultados, bien mediante el establecimiento de un canon. Eso, que también incluiría la transformación urbana de todo el espacio anexo, los accesos y una cubierta integral para el estadio (su alcalde también ha hablado de un sistema de escamoteo del césped “mejor que el del Bernabéu”) es lo podría irse a unos 260 millones.
Podrá criticarse, con cierto fundamento, que este tipo de estudios pueden ser un brindis al sol con las conclusiones preconstituidas. Puede ser, si no los hace alguien serio e independiente. En Vigo ni lo intentamos antes de meternos a la aventura.