Estoy de acuerdo en que Miguel Conde, por ejemplo, tiene que madurar físicamente para aguantar la pelea con defensas adultos. Quizá sea por eso por lo que controlar una pelota le cuesta tanto, no sé. Pero, por otro lado, se me hace muy difícil entender que Sergio Díez estuviera por delante de Gavián. O que se tardara tanto en buscar alternativas a una pareja Miguel-Dela que, por lo que fuera, este año no estaba funcionando en conjunto y bien que se notaba en el juego. O que en algunos partidos en los que ni siquiera se iba ganando los cambios durante el juego se concentraran en la línea defensiva, donde podían entrar jugadores que o bien eran refuerzos de este año o de la confianza directa de Fredi por que han crecido con él.
Probablemente su idea era empezar la temporada buscando asentar al equipo en la clasificación con un equipo más “veterano” (dentro de lo que este calificativo aplica a la plantilla) para luego ir dando entrada a los juveniles, bien para no meterles presión adicional, bien porque entendía que, en su concepto, era la opción de menos riesgo para el equipo. Si algo he deducido de ver a Fredi con el C y el B es que es tremendamente ortodoxo en su toma de decisiones (y si juega con el esquema que quiere instaurar el club verticalmente es porque es eso, un hombre de club, no porque fuera su preferencia) y eso tiene cosas buenas y malas. En este caso, esa idea inicial no funcionó del todo (quizá porque los fichajes de este año han aportado menos de lo que se esperaba), pero el caso es que en cuanto Gavián y Burcio, por ejemplo, han entrado de inicio, casi desde el primer momento han aportado más que los que ocupaban su posición. Y otras cosas, como el adelantamiento de posición de Tincho que hemos visto más recientemente y que doy como idea suya, me parece muy interesante para el jugador y para su futuro en el club.
El Fredi que vi en el C es un entrenador consciente de su misión en el Celta como formador, corrector y didáctico, y no hay motivo para pensar que no lo esté haciendo bien en esa faceta. También es verdad que los aficionados casi siempre nos dejamos llevar por lo que vemos en los partidos y tendemos a medir la satisfacción con el equipo por el resultado y la clasificación y, desde ese punto de vista, se entiende la crítica al juego o al manejo de determinados momentos; pero nos olvidamos de lo que no vemos durante los entrenamientos de la semana.