Los goles de hoy, en otro contexto, hubieran pasado desapercibidos en la cuenta de Marchesín. Imparables, y qué le vamos a hacer. Pero en el contexto actual acrecientan la sensación de que el portero que tenemos no va a hacer nada más que el mínimo exigible, que es no cantar estrepitosamente. A estas alturas de la temporada las estadísticas ya empiezan a mostrar realidades, dejan de ser tan coyunturales. Y las de Marche son demoledoras, posiblemente las peores de primera división en esta temporada y, me atrevo a decir, las peores de cualquier portero del Celta de los últimos 25 años.