Esperaba que le "diera" caña y ya parece que Óscar se sube al barco.
Al final parece que el Celta, cuando llegó Coudet, era como ese hijo díscolo que "hay que poner recto" y que hasta que no tiene un profesor, mentor o figura de autoridad que le pone las pilas al ritmo de 1,2,3, se no se espabila. El problema es que eso, a largo plazo, es innecesario y limita el crecimiento.
Teníamos niños sin disciplina y con Coudet, que les metió el dedo en el culito, empezaron a morder. El tema es que ya no necesitamos seguir mordiendo constantemente, sino encontrar otras formas de solucionar los problemas de la plantilla, de juego y de todo porque además los jugadores que están tienen muchos dientes de leche.
Necesitamos un gestor de plantilla que tenga suficiente libertad para cambiar el libreto, saber valorar a un jugador aunque se lo impongan y tenga mano izquierda tanto de puertas para adentro como de puertas para afuera. Ojalá sea Carvahal ese perfil, algo también difícil de desarrollar cuando tu presidente es todo lo contrario y tiene cero mano izquierda.