Mirad que había expectativas puestas con la llegada de este hombre. Yo, que ni idea tenía de sus hazañas la verdad, me dejé embelesar por todo lo que se dijo, seguramente más que cierto y motivado, pero al final su estancia ha estado barnizada de más pena que gloria... a la espera de cómo salen aún algunas de sus recomendaciones. No vaya a ser que alguna se convierta, por ejemplo, en la venta más cara de la historia. Eso no habría que hecho mejor su confección de la plantilla, pero al menos habríamos pegado un buen pelotazo en lo económico.
Desde luego, qué mala suerte tenemos a veces. Porque en teoría la fórmula no era mala: contratar a uno de los mejores scouts del mundo, con experiencia, contactos y mucha vista, para que te asesore en los fichajes. Igual que Benítez, otro que pintaba a gran apuesta para el banquillo y... así estamos. Está claro que en casa Celta no funcionan las grandes apuestas sino más bien aquí florece y alcanza la excelencia gente normal, rebotados o estancados en otros equipos, que no levantaban expectativas demasiado elevadas (Revivo, Irureta, Karpin, Félix Carnero, Mostovoi, Orellana...). Será nuestro sino.