Estuvo bien en esa parada a Raúl García, cierto, pero yo no vi esa confianza, y me explico: pasó a arriesgar, ya no demasiado, porque lo cierto es que su juego con los pies no era malo, pero sí cuando no tocaba, como en el último partido, a directamente rifar de un patadón prácticamente todos los balones que le llegaron. Ya sé que posiblemente sea una consigna que procede del banquillo, pero en mi humilde opinión es exagerada y contraproducente. Y lo digo porque hoy hemos regalado multitud de balones cuando tenía un pase abierto al lateral que suponía un riesgo mínimo. Ya digo que entiendo que eso lo hagas en los estertores de un partido cuando lo que buscas es cero riesgos, pero que te dediques a sacar sistemáticamente el balón de esa forma, pues tampoco. En el equilibrio está la virtud, en la vida en general, y el fútbol no es ajeno a ella.