Algunos dijeron por aquí con una seguridad pasmosa que era imposible que se quedara porque puede ganar más fuera y que los argumentos para que quiera quedarse no tenían sentido si puede cobrar bastante más en otras partes.
En cambio, hubiera sido tremendamente sorprendente que no renovara. Comentaba al acabar la temporada que la voluntad del jugador fue muy clara y que me parecía casi seguro que sería la primera incorporación oficial del mercado. La voluntad de ambas partes de llegar a un acuerdo era inequívoca tanto en público como en privado, y solo era cuestión del lógico tira y afloja de ambos lados hasta que se agotara el plazo, pero siempre sin arriesgar que se rompiera el acuerdo porque hubieran incumplido los deseos del jugador. Salvo que al padre se le fuera la olla, esto estaba cantado. El jugador se fue de vacaciones deslizando a sus compañeros que se verían en julio.
Eso sí, Radu se adelantó; no tenía ni idea de que hubiera un portero ya a punto de firma oficial en la primera quincena del mes.
Para los que les cuesta tanto entender que quiera seguir aquí, no lo miréis desde un punto de vista romántico tan simplón, de puro amor a los colores ni nada de eso. El jugador disfrutaba del fútbol en Barcelona, se veía llegando a la cima, dejó que su entorno manejara su carrera, y eso le acabó llevando a pasarse tres temporadas arrepentido de fichar por el Leipzig, por pura codicia económica a corto plazo. Allí empieza a dudar de su nivel, y las cesiones tampoco le dan demasiada confianza respecto a su lugar en el fútbol de élite. Entonces aparecen el Celta, Vigo y Claudio. Progresivamente se va reencontrando a nivel futbolístico, con un cuerpo técnico que le explica los planes específicos que tienen para su evolución, trabajan en ello, se lo demuestran en la práctica y confían ciegamente en sus posibilidades. Además, a nivel personal está integradísimo en todos los aspectos. ¿Cómo sabe él que yéndose por ejemplo a Inglaterra, Portugal o Italia, no va a volver a pasarle lo mismo que en Leipzig? Ha apostado a lo que ya sabe que funciona. Es una apuesta por su carrera, no por el dinero rápido sin plan de futuro. La parte de equivocarse ya la ha vivido y aprendió de ella. Si sale de aquí más adelante, será como un jugador asentado y más maduro. De momento, está donde quiere estar, como pasa casi siempre en el fútbol.
Por cierto, el Barça se lleva 600.000 € de la operación por el porcentaje de la venta que se había guardado, más lo que le toque de mecanismo de solidaridad. Eso se resta a lo que recibe el Leipzig. Poca cosa se llevan los alemanes y mucho se deben haber arrepentido de aceptar esa ODC en las negociaciones con el Celta (aunque hubiera tenido sentido para ellos en aquel momento), después de haber pagado el triple por él y de comerse además buena parte de su ficha durante tres temporadas.