Masip seguramente le tenga comido el coco, pero ninguno de los dos penaltis están excesivamente bien tirados. Y con 4-1 no tenía presión, más allá de lo que supondría pasar lo que finalmente pasó, que te parasen dos penaltis seguidos. Pero la alternativa era complicada: prescindir de tirar el segundo después de fallar el primero ante un portero que ya te había parado el único que le habías lanzado hace tiempo se podía tomar como cobardía. Y Iago no es de ésos.
Ánimo leyenda.