A ver. Soy muy Minguezista. Quizá de sus mayores fanboys. Un tipo que ama Vigo y celta, no se le puede querer mal. Ayer fue un partido decente. Fue como una versión de jekyll y hide en el mismo partido. Como si el espíritu del antiguo Mingui, ese que era un baluarte, se fuese metiendo poco a poco en el endemoniado Mingui de los últimos días. Y convivieron los dos durante todo el partido. Como en el inicio del exorcista. Se ve, y eso es una gran noticia, que empieza a estar feliz después de que los cantos de sirena se vaya alejando. Como Ulises que es. Y él, seguro, feliz de quedarse. Y combino odas de fútbol de dioses con fallos de satán. Empieza el exorcismo de Claudio y su recuperación