Sin conocer de nada a Fredi, éstas son las conclusiones que saco de ver su trabajo en el C, así que también hay que tener en cuenta las características y limitaciones de la plantilla que tenía allí (y que se le fue desmontando desde el principio de temporada).
Fredi tiene un dilema: jugar como le pide el cuerpo (el 433 que era la base del C) o mantener lo construido por Claudio para lo que queda de temporada y después ya se verá. Por lo que él mismo ha dicho, ha optado más por mantener el esquema, pera ya se vio contra el Fuenla que la intención es jugar más directo. Para él, la defensa es lo más ortodoxa posible: los laterales apoyan a los delanteros y medios de su banda, no la ocupan por entero. El lateral derecho tiene que ser diestro y el izquierdo, zurdo. Los centrales, más o menos lo mismo. Su principal misión es defender y no se empecinan en sacar siempre el balón jugado desde atrás. En ataque le gusta salir a toda velocidad y con pocos toques, llegando al área contraria más rápido y más veces. Es más de un Pablo Durán o un Fer (o un Miguel, por decir algo) que de un Raúl. No le estorbará Raúl, pero no va a jugar para que sea él el que dé sentido al juego de ataque ni va a querer amasar la posesión de la bola para mover al equipo contrario. Si acaso, sólo durante fases concretas del partido. Por lo demás, tanto el C como el B tienen sus mayores carencias (en mi humilde opinión) en la portería y la defensa.
Dicho esto, lo que nos pasó ayer, sin haber visto el partido, ya nos ha pasado otras veces esta temporada (y la pasada) con Claudio de entrenador y contra el mismo tipo de equipo. Apunta a que es más una cuestión estructural que coyuntural del cambio de entrenador.
Los equipos del B y el C que vamos a ver hasta el final de temporada no son los mismos que mantuvieron un desempeño excelente hasta este punto (especialmente en el caso del C). Probablemente, la ventaja adquirida sirva para disputar los playoff en ambos casos, pero las posibilidades de cerrar la temporada con ascensos se han reducido mucho. Se han hecho mortales. Ojalá no sea así. Pero, ojo, no me quejo. Es el precio que pago a gusto por ver hoy una convocatoria del primer equipo en Primera División con cinco chicos que empezaron la temporada con ficha del filial, y no sólo como figurantes. Si los aficionados no decimos sólo de boquilla eso que repiten tanto Claudio como Fredi de que lo primordial es impulsar a los chavales hacia arriba y luego los resultados (aunque yo no sería tan rotundo en el discurso porque desincentiva la competitividad, que escasea, sobre todo a los que “no progresan”) entonces lo de ayer será un tropezón sin más. Paciencia.