Desde siempre, cuando uno apuesta a muerte por un jugador joven que está ya destacando en el primer equipo, lo que debe hacer es mandarle inmediatamente de vuelta al filial durante por lo menos año y medio. Lo demás son inventos de entrenadores modernos. Desde la distancia es desde donde mejor se aprecia lo buenos que son los canteranos. Así que mejor mantenerles permanentemente en la distancia, por su bien. Les puedes incluso gritar desde lejos que confías un montonazo en ellos. Gritar desde cerca es molesto e irrespetuoso.
El resto de entrenadores de Gabri fueron unos inconscientes, manteniendo al jugador cerca y regalando titularidades que no son apuestas de verdad y no cuentan. Con acento catalán o portugués el jugador no aprecia igual la confianza que con acento porteño, eso lo sabe todo el mundo. Si por lo que sea, uno lleva prácticamente dos años en el cargo y le da su primera titularidad a su gran apuesta a menos de un mes de salir del club, es porque ha sabido ser muy paciente por el bien del chaval, ni más ni menos. Que no os cuenten milongas.