Cuando la apuesta fuerte del Club es Unai, el destino está marcado.
Comprometes un buen porcentaje del límite salarial en un jugador aceptable sin más en el mejor de los casos. Haces de un entrenador mediocre, por muchos títulos que haya ganado hace 20 años, el mejor pagado de la historia del Club. Traes a un delantero por 12 millones para que juegue diez minutos, habiendo tantos puestos que reforzar.
Queremos sembrar sobre terreno abrasado. Es descorazonador.
Si nos salvamos, el club va a tener que ser muy agresivo con las salidas.
Se debería ser muy muy claro con muchos futbolistas de la plantilla. Hay que soltar lastre, la pervivencia del proyecto depende de ello. Hacer un análisis muy exhaustivo de la relación calidad-precio de los jugadores de la plantilla, y poner en el mercado, o con carta de libertad, a los casos más sangrantes. Que no son pocos además.
Y por supuesto, el proyecto Benítez no puede durar ni un minuto más allá del final de esta temporada.
Desgraciadamente creo que eso no va a pasar, Cajara.
Para ser agresivo con las salidas, lo primero que tienes que asumir es que vas a "perder" dinero. Asumir que tus inversiones no han sido buenas y que vas a tener que vender por debajo del precio que compraste. Y en esa primera premisa se encalla todo. Asumir que nadie va a venir con 8 millones a por Beltrán, nadie va a venir con 4-6 millones a por Cervi, etc.
Todos los jugadores venidos del mercado han perdido valor. Menos Larsen, que precisamente es al primero que van a vender.
Por no hablar de que gente como Carl, Douvikas o Unai fueron apuestas fuertes, no creo que estén en la rampa de salida ni mucho menos. Cada jugador tiene la excusa para quedarse al final.
Si por algún milagro conseguimos la permanencia, descartaría cualquier tipo de "revolución" en la plantilla. Aquí no se es mucho de asumir errores. Solo hay que ver el caso de Emre Mor. Cualquier Club le daría boleto a la primera de cambio en cuanto viera que no tenía intención de esforzarse. Aquí nos lo comimos cuatro años con el abuelo saliendo a decir que era un tío cojonudo y que aún confiaban en él. Y así nos luce el pelo.
Nos hemos convertido en un Club fallido. Y cuando pasa eso hay que tirar el edificio abajo y construir uno nuevo. Y hemos renovado la presidencia. Bien. Hemos renovado la dirección deportiva. Bien. Ahora toca renovar el puesto de técnico y la plantilla al 95%. Veremos si hay la valentía de asumir errores y hacerlo o los vicios pasados se han heredado con el cargo. En este aspecto soy muy pesimista.