Es lo de siempre. Los rivales no necesitan ir a saco a por nosotros para ganarnos. Y eso pasa por una mala defensa, pero sobre todo por un mal ataque. Llegamos a zona de tres cuartos fácil, el rival se repliega se encierra y ahí se acabó todo. Nadie que dispare desde lejos con fiabilidad, nadie que se desmarque, nadie que desborde, nadie que encare, nadie que se lleve a un rival por regate o velocidad. La planicie más absoluta. Todos parados y esperándola al pie para recibir y soltarla rápido al que tienen más cerca para sacarse el marrón de encima.
Y claro, el rival tan tranquilo. Encerrado pero en absoluto preocupado. Al contrario, está cómodo. Como si te apuntan como una pistola sin balas. Cómodo esperando y esperando y salir en alguna contra sabiendo que la van a tener, y nuestra endeblez defensiva les va a facilitar las cosas.
Lo peor de todo ya no es el hecho de perder, sino que ves que los rivales a medio gas y llegando dos veces contadas les da de sobra para ganarnos. Muy desesperante.
Pensamos que por tocar y tocar en horizontal en zona de tres cuartos ya dominamos el partido y "merecimos más", pero para mí nada más lejos de la realidad. Tocamos y tocamos porque no sabemos hacer otra cosa, pero así no van a llegar los goles. No te dan un gol por X número de pases.
Y bueno, luego lo de siempre también: falta de colmillo, veneno, mala leche... faltan 5 minutos y los nuestros en lugar de ir arriba a muerte, arriesgar hasta el final se dedican a protestar, Brais que le tira el balón a Acuña al cuerpo para que salga rebotado y protesta, estamos en descuento y nosotros tocando en corto entre centrales... en fin, aparte de poco nivel, somos muy pero que muy pardillos.