Con una plantilla tan sumamente limitada es muy difícil competir. Ayer, tras ir a 6000 revoluciones todo el primer tiempo y, aún así, no ser capaces de que te llegue para empatar, ya se veía que la cosa iba a acabar mal.
Pero, además de lo justos que vamos de plantilla por la mala cabeza del presidente, hay que decir que el repertorio del entrenador es muy limitado. No es obligatorio el 4-4-2, caramba. Ayer el partido pedía reforzar el medio para que el Madrid no sentenciase cuando nos caímos físicamente. Creo que lo vio todo el mundo menos Coudet, que siguió confiando el la ruleta rusa.
Los cambios llegan tarde siempre. Por mucho que no confíes en lo que tienes al lado, casi siempre es mejor meter aire fresco para mantener el empuje, aun perdiendo calidad en el campo.
Echo de menos algún partido que me deje la sensación de que lo gana el entrenador.
Y, repito, creo que el principal problema es el señor que se sienta en el palco.