Fue un partido malo sí. La dupla Tapia-Beltrán suele dar pocas alegrías aun estando bien ambos protagonistas en sus respectivos roles, pero es que si ya no lo están... puff, un poco drama.
El guion no estaba mal, empezó la cosa igualada y la expulsión, rigurosa, lo cambia todo. El Sevilla tirando de coraje, la gente protestando todo y nosotros con la obligación de ganar. No sé hasta qué punto ese escenario nos favoreció. La cuestión es que el Sevilla se puso por delante en una jugada aislada y la segunda parte se tornó en el acoso sin premio que yo preveía. Incluso también con el mazazo añadido de otro gol del rival.
Todo eso hasta que entra en juego un chaval que tiene más veneno y gol que un hatillo hecho con Carles-Cervi-Óscar y el estado de cosas sufre un vuelco. A partir de ahí el empate podía ser una opción totalmente viable como así ha sido. Y no hemos ganado de milagro, porque en esta última el luso remata con el hombro.
Partido raro pero empate merecido. A priori lo hubiese firmado: seguimos sumando y mantenemos lejos al Sevilla. Este equipo, juegue mejor o peor, siempre compite, y es raro que el rival de turno merezca más a los puntos durante un partido.
Bueno, que todas las desgracias sean estas. A seguir.