Es que aunque el resultado sea un condicionante decisivo para el estado de ánimo posterior a un partido, el desempeño de esta tarde dejaba igualmente cosas positivas más allá del empate postrero.
La Real Sociedad, ese equipo al que tantas ganas tenemos de parecernos, que de una tacada te pone en el campo desde el banquillo mediada la segunda parte a dos tipos como Oyarzábal y Sadiq, y jugando en casa, apenas nos ha metido un gol en un error flagrante de nuestra defensa... y poco más. Mucho merodear, mucho córner, pero su mayor peligro era la amenaza constante de un Kubo que, todo hay que decirlo, es un jugón.
Y nosotros? Pues nosotros con ese equipo tan deficiente, con nuestra súper estrella con un año más, con el salvador de la temporada pasada sin pisar el césped, con los peores laterales de la liga, con el delantero tronco que no enchufa una que sigue sin enchufar y sin ninguno de los grandes fichajes prometidos asomando por Peinador o el Sá Carneiro, no sólo hemos conseguido que la Real generase poco, sino que hemos tenido más ocasiones que ellos, alguna muy clara, y que hacen que si el empate se trastabillase no sería lo más justo que cayese hacia la Concha.
Todo lo anterior, con una pátina de ironía mal disimulada, para poner un poco las cosas en contexto. Y también, todo hay que decirlo, para que empecemos la temporada valorando un empate como se merece. Mejor nos irá.
Venga mozos, que esto acaba de empezar.