El Girona maneja el balón que da gusto, es un señor equipo que tiene todos esos procesos y movimientos que hacen fluir el juego perfectamente engrasados.
No es inmerecido que vayan ganando, pero tampoco lo sería el empate. Más allá de la empanada defensiva que últimamente hemos vuelto a cocinar con asiduidad, echo de menos tener algo más de balón. Si fuésemos capaces de enhebrar con sentido tres o cuatro pases a este Girona se le pueden ver las costuras. Siempre y cuando no se falle lo del griego claro, porque entonces sí que no hay manera.
Huelga decir que firmo el empate.