Hoy el Girona nos ha ganado andando. Lo que pasa es que nosotros hemos andado más despacio todavía. Se lo hemos puesto fácil, cuando ellos llegaban con más bajas en defensa y menos descanso.
Como siempre, una cosa es qué jugadores salen de cara y otra cómo los colocas en el campo. Hoy ha dado la impresión de que la alineación se ha improvisado, de que no han entrenado esto y con éstos del martes para acá. A Douvikas le han dicho cinco minutos antes de saltar al campo que su trabajo era vigilar de cerca a un tipo con una camiseta a rayas rojas y blancas y el número tres a la espalda. Le ha durado la cosa cinco minutos. Con tres centrales nos han rematado los tres primeros córners. Medio equipo no sabía qué tenía que hacer en el campo, salvo esperar que la pelota le pasara cerca. Y eso ha ido a peor a medida que avanzaba el partido. Hemos terminado con un desbarajuste importante a medida que hacíamos cambios. Por cierto, Charly parece tener futuro como medio centro constructor.
En la primera parte hemos tenido tres ocasiones (Larsen, Mingueza y Douvikas). No fabricadas por juego, sino por rebotes o fallos. Lo de la presión desordenada (a voluntad de cada uno) es para estudiar en los libros de táctica del futuro. En la segunda sí hicimos una buena jugada que terminó con el tiro de Luca a las manos del portero allá por el minuto 55. Y se acabó. Lo del final fue un amago de acoso sin llegar a rematar.
Respeto a los que hoy habéis visto un progreso. Lo siento, pero yo soy incapaz de ver no ya un proyecto a tres años, sino una huida de la quema en éste con esto. Y sí, a cada cambio de césped parece que el campo empeora y hay jugadores que no parecen dignos del Campeonato de Playas, pero es que me parece que la mayoría, por no decir todos, saben que este camino no lleva a ningún sitio.