Terrible. Terrible centenario.
Si no merecemos descender seguramente será porque equipos como este Cádiz de hoy son muy limitados. Nos podrá acabar salvando eso, que tenemos un grupo de jugadores algo mejor en lo técnico, pero como contrapartida nos penaliza enormemente ser un meme competitivo.
Porque lo de la defensa de hoy no tiene nombre. Un central experimentado y caro como Unai Núñez deja rematar dentro del área al mejor delantero rival, y no sólo eso sino que está a dos metros de él. Fue el principio de la tragedia. Y otro balón aéreo que deja botar dentro del área no supuso otro revolcón porque simplemente no estaba de ser. Y al lado tiene otro chico en el que muchos quisimos ver por fin un central fiable de esos de antes pero al que el paso de la competición está retratando. Porque cuando el rival aprieta y tienes un despeje relativamente sencillo darle con la tibia y conceder un córner es pegarte un tiro en el pie. O cuando menos cargar la pistola.
El centro del campo sigue personificado en un Beltrán convertido cada vez con más motivo en el hombre "energía", que ni crea ni destruye, sólo corre de un lado para otro, cerquita del rival pero sin robar, y recibe a veces balones prometedores que en sus pies pierden el adjetivo. Un desastre.
Arriba bien. A pesar de que Larsen no tuviese el mejor de sus días y de que Aspas siga haciendo gala en ocasiones de su oficio mal entendido, sus chispazos de calidad en forma de asistencias y goles nos permiten, junto con alguna pincelada de los secundarios Douvikas y Swedberg, no estar definitivamente defenestrados. Porque tal y como juega este equipo bastante estamos haciendo en lo ofensivo.
Porque del juego del equipo y de la responsabilidad del entrenador en ello ya está todo dicho y un repaso a su hilo puede colmar las ansias de cualquier dudoso. Por mi parte sólo decir, como ya deslicé en algún post, que no quiero que lo echen. Que si nos salva, muy bien y ya hablaremos en verano de lo que ha sido su desempeño en esta temporada. Y si tenemos que bajar yo no le privaría de esta entrada en su currículum porque, al igual que otras de las que alardea, él habrá tenido buena culpa en su consecución.
Para el final dejo a esos de la esquina alta, que hoy personifican a los miles que nos ilusionamos cada temporada, esta especialmente, y en los que reside gran parte de las esperanzas de no terminar abrochando uno de los cursos más horribles de la historia.
Ánimo celtistas.