El día que muchos celebran el nacimiento del nuevo Celta femenino sus compañeros hombres casi abrochan la salvación mientras Balaídos disfruta cada vez con más orgullo de una pequeña obra de arte que por momentos parecía lo único rescatable de un centenario que nacía gafado. Pues parece que por fin vamos a poder finiquitar una temporada que va a ser recordada más por lo que apunta que por lo que fue. Porque la incorporación de Giráldez al primer equipo puede ser el trazo que cierre el círculo tan erráticamente perseguido de contar con un equipo preñado de cantera, orgullo y buen fútbol. Veremos, pero la temporada que viene se vislumbra diáfana, ilusionante y no llena de nubarrones como mucho podíamos temer.
Y ello gracias a un partido que seguramente en otros tiempos hubiese transcurrido por otros derroteros. Porque no se necesita ser un visionario para imaginar a aquel Celta romo intentando juntar (sin éxito) tres pases ante un rival en inferioridad, pergeñando el enésimo ejercicio de impotencia futbolística ante la incredulidad y el malestar de una parroquia que se negaba a creer que aquellos jugadores fuesen realmente tan malos. Como tampoco cuesta imaginarse a aquel otro Celta que se adelanta ante un rival en inferioridad y automáticamente se echa atrás, cediéndole la iniciativa y confiando la consecución del resultado a su famosa solidez defensiva. Y no imaginamos, sino que sabemos, que en ambos casos el resultado más optimista hubiese sido un empate.
Pero este Celta no es aquel Celta. Los jugadores serán los mismos, pero esto es otra cosa. Y ya sabemos cuál es el factor diferencial: la convicción de ir a por el partido, sea cual sea la coyuntura del rival. Y también sabemos quién impone esa voluntad de querer: el señor de Porriño que ha abierto las ventanas para que circule el aire, entre la luz y todos respiremos.
Vamos a terminar esto del mejor modo posible, pero me resulta difícil no ilusionarme con todo lo que ha de pasar este verano y ese comienzo de temporada 24-25.
Pues sí, parece que vamos a acabar bien el centenario.