Ayer pude volver a Balaídos después de un viaje de más de diez horas y antes del minuto ochenta cada vez que gritaba o animaba de mi boca sólo salía un sonido ininteligible que no se puede ni siquiera calificar de gallito. Sufrí y disfruté a partes iguales y fui feliz nuevamente rodeado de celtismo.
Esta tarde acabo de volver a ver el partido repetido, y solamente dejar unos apuntes a vuelapluma:
1. Leyendo el hilo del partido, y aún siendo consciente de que en el fragor de la batalla uno pierde un poco el norte, algunos tenéis que hacéroslo ver.
2. El Celta no jugó tan mal ni siquiera en la primera parte. Simplemente nos costó llegar con claridad y el nerviosismo se disparó por un gol que no se tendría que haber producido. Pero repito, en general, incluida la primera parte, hicimos un partido más que digno dadas las circunstancias (mucha presión).
3. El Athletic hizo lo que, como muy bien reseñasteis algunos por aquí, debería hacer cualquier equipo que no se juega nada: competir de manera digna. Sin reventarse las pelotas pero sin dejarse ir. Otra cuestión es que la comparación con lo que hacen otros resulte odiosa.
4. La gente del fondo, como yo preveía cuando se pergeñaba esta nueva grada, está generando un ambiente espectacular, de esos que merece la pena vivir independientemente del resultado que se dé. Y que no pare, porque mucha semilla de celtismo se está plantando ahí.
5. Tenemos una de las mejores canteras de España, que no para de dar frutos y un entrenador que lo sabe y lo aprovecha. Al final igual el centenario sí va a suponer el punto de inflexión que muchos esperábamos pero de manera distinta a lo que se vislumbraba durante la temporada. El Señor escribe derecho con renglones torcidos.
En pocos lugares un celtista es más feliz que en Balaídos, incluso cuando se pierde. Días como los de ayer se quedan grabados y uno cree que ha encontrado su lugar en el mundo, que no quiere irse de allí.
Por eso a un compañero de trabajo (no futbolero y algo tierno en estos temas) que la semana pasada, ante el mal humor que me gastaba por la derrota ante el Atlético, me aconsejaba que cambiara de equipo, tuve que decirle resignado que "créeme, de verdad, no puedo hacer eso".
Y tampoco quiero.