Hoy cuesta salvar algo o a alguien. Jugadores y entrenador. Desde el minuto uno se veía que no estaban en el partido. Es lo de siempre; contra el Barcelona se ven sin obligación de ganar, basta con dar la cara y no salir goleados y juegan bien, sin presión. Hoy juegas en casa contra un recién ascendido y sales como un manojo de nervios. Los pases van siempre mal dirigidos y mal de fuerza, o van dos jugadores a por la misma pelota y se chocan o no va ninguno. Iván hizo dos paradones que salvaron el punto, pero también tragó en un par de salidas de puro miedo. Mayormente a sus defensas, supongo.
Unai se ha olvidado en tres o cuatro partidos de jugar por la izquierda. Mingueza ha empezado jugando de medio centro para sacar la pelota (cuando sacábamos de puerta), lo que por sí solo desvela lo que piensa Benítez de su medio campo, y ha terminado de extremo izquierdo. Luca se inhibe cuando Beltrán acapara la pelota y vaga por el campo como alma en pena cuando toca construir, por mucho que se aplique si toca defender. Hoy daba la impresión de que nadie estaba en su sitio y llegaban tarde a todas partes.
Cuando pensabas que en el descanso se arreglarían algunos desajustes y que el regalo del Alavés serviría para que se tranquilizaran, salimos igual y perpetramos cuarenta y cinco minutos que son de lo peor de los últimos tres años, que ya es decir. Y las soluciones son quitar a Larsen, a Iago y a Bamba además de Beltrán y meter a Tasos (el único de los que salió que no parecía desbordado por la situación, está muy tierno…) a Tapia, entre desquiciado y sobrado, a Carles, que no sabía ni dónde colocarse, y a Dotor, que no sé qué podrá hacer más que Sotelo. Después del cuarto cambio ya no calentó nadie más. Sólo quedaba rezar.
Siempre cedemos el medio campo por jugar con cinco defensas que ni siquiera defienden bien, pero eso vale contra el Barcelona y en su casa y con el equipo junto, no contra el Alavés en la tuya teniendo que dominar la pelota. El Alavés siempre ha tenido superioridad en todas las zonas del campo, jugando contra once, no digamos después de la expulsión. Se pasaban la pelota sin presión mientras mirábamos para ellos. Dispararon casi siempre por dentro, aunque con poco peligro y se hartaron de sacar córners. Nos han dominado en nuestro campo cuando han querido. Nosotros ni hemos tirado a puerta. Luis García nos tenía muy bien estudiados y su equipo se ha sobrepuesto mentalmente sin problemas a uno de los goles más ridículos que puedas encajar y hubieran merecido ganar. Dudo que Rafa conociera igual lo que tenía enfrente.
En fin, todavía vamos a ir a Las Palmas más presionados. A ver qué versión del equipo se presenta allí.