Este sistema de sanciones no nos viene bien a los españoles que, en general, somos muy académicos. Han querido evitar las descalificaciones que el espectador no entiende en favor de la espectacularidad. Sobre todo, no estamos programados para jugarnos los dos últimos kilómetros corriendo aunque nos metan dos strikes como ha hecho el brasileño, que tenía bastante claro que los jueces no se iban a cargar a un medallista a la vista de todo el mundo, o el italiano que casi le levanta el bronce a Álvaro corriendo descaradamente detrás de él. Y no hubiera pasado nada.