Es un asunto muy poliédrico. Y necesita tiempo, porque termina siendo un proceso circular. Yo no empezaría por el objetivo de sumar más medallas en Juegos (y hay vida más allá de los Juegos durante cuatro años: si hablamos de medallas caras contribuimos a despreciar el resto), porque eso no sería sostenible. Ayuda a que fluya el dinero y algo queda, porque nos subió del nivel de la una o ninguna medalla, al actual, más o menos. Yo apuntaría al trabajo de base en esos deportes, que después nutre otras prácticas deportivas además de las propias. Y a crear esa cultura en la sociedad que fomente el deporte competitivo y no sólo recreativo. Qué, además, es muy bueno para otras cosas.
Tenía razón Cajara ayer con la medallistas del público. Los primeros, nosotros, que más o menos, nos interesan aspectos del deporte más allá del puro profesionalismo y hasta fuera de temporada. Para mucha gente el
medallero cada cuatro años es el resultado de un proceso del que no se sienten partícipes, no lo conocen y no valoran lo que hay detrás ni otros éxitos. Sólo un resultado sin más contexto.
Luego hay cosas que no ayudan. Tener bailando a los deportes de un ministerio a otro o llevar cinco presidentes del CSD en seis años, la mayoría gente que está ahí por tenerlos aparcados una temporada y que tengan un sueldo, es señal de la importancia que concedemos a los deportes. A ver quién es el guapo de concebir e implantar un plan a largo plazo. A ver quién incentiva que, por ejemplo, las empresas inviertan en deporte de base y no sólo en el profesional que te garantice un retorno publicitario.
En fin, esto se sale del objetivo de este hilo. Vamos a centrarnos esta mañana en un deporte de nicho, que tenemos muy próximo y que los niños practican porque tienen referentes presentes todos los días y no porque los bruños de Aldán tengan propiedades especiales (que también). De momento, hemos empezado bien.