No es tan imposible y, como con todo, hay grados y contraejemplos; sin necesidad de irnos a las grandes capitales, en las vascas, independientemente de en qué división se muevan en este momento, se compatibilizan equipos de fútbol y baloncesto con gestiones muy profesionales. En lo que sí estoy de acuerdo y, precisamente es lo que pretendía exponer, es que en Vigo es muy complicado involucrar a la financiación privada.
Pero complicado no significa imposible. La financiación será más accesible o no; en Valencia tienen a los Roig, en Zaragoza ha sido el equipo masculino de baloncesto el que se ha involucrado en el femenino. Y si no puedes conseguirla rápido, plantéate un crecimiento más lento, pero presenta un proyecto coherente para ir venciendo resistencias. Lo que no puedes hacer si quieres algo más que sobrevivir según te dé el aire, por decir algo, es quedarte en enviar peticiones de patrocinio y esperar que te contesten y no acompañarlas de una llamada para hablar con un empresario con un proyecto empresarial encima de la mesa. Si no, lo que estás haciendo es pedir caridad. Que algo puedes sacar, hoy sí, mañana será otro, pero vivirás en el alambre y, más tarde o más temprano, terminarás cayendo.
La mayor parte de los proyectos empiezan pequeños, por amor al arte y muy amateurs. La cuestión es tener la determinación para trascender ese nivel, incluso personalmente. Que si no se hace, no pasa nada, puedes escoger el camino de mantenerte como estás asumiendo las consecuencias y es muy respetable. Al menos, intenta ser estable. Pero luego no te quejes cuando vengan mal dadas.
El baloncesto femenino, aunque ha tenido mejores épocas, cuenta con historia e implantación social en la ciudad (que se refleja en la amplia base que maneja y en lo que estamos viviendo esta temporada), es deporte femenino (algo muy aprovechable para RSC) y con la captación de relativamente pocos más fondos, pero con un compromiso firme a medio plazo se puede estar en disposición de competir por mayores objetivos que ser un equipo ascensor, porque los mayores presupuestos de la categoría no se distancian tanto como sucede en en fútbol, por ejemplo. Y eso genera otros retornos. Pero hay que saberlo vender. No digo que sea fácil.
Y, ojo, que con ser importante la financiación, la gestión profesional de un club (de cualquier empresa) implica más aspectos. No nos quedemos sólo en la cuestión del dinero.
Excepciones siempre hay pero no creo que sean la norma. Resumen rápido:
- En Asobal de 16 equipos, son hay 4 ciudades con equipo en LFP (Barcelona, Pamplona, Huesca y Valladolid).
- En la Superliga de voleibol 6 de 12 (Almería, Valencia, Las Palmas x2, Santa Cruz, Palma) en total.
- En ACB 10 de 18 (Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao, Las Palmas, Santa Cruz, Zaragoza, Girona, Andorra y Granada).
Diría que además, bastantes proyectos que han salido en los últimos 20 años en sitios sin tradición cumplen con ese patrón.
Roig está en el Valencia Basket porque ante todo le gusta el baloncesto. Igual que a Díaz de Mera le encantaba el balonmano y se montó un equipazo en un sitio con 0 tradición como era Ciudad Real. En Vigo no tenemos, que se sepa, ese perfil. El caso de Donosti sí podría ser interesante estudiarlo.
?Es imposible? No. ?Es muy muy difícil? En mi opinión, sí. La baza principal es nuestra tradición mientras exista un número respetable de licencias de base como es el caso del baloncesto femenino.
Pero eso no es indefinido. Yo fui muchos años al Octavio, y de la época de Lvov, Nesterov y Valenzuela a la de Cupic y Prce ya se pegó un bajón muy considerable de masa social de algo que tenía un precio irrisorio. Supongo que seguirá existiendo alguna masa, pero para montar un proyecto nuevo ya tendría que ser de 0 creciendo muy poco a poco.