Joder, treinta años ya de la muerte de Senna y sigo recordando como si fuera ayer la angustia que sentí y cómo me pasé aquel día, preinternet, esperando cualquier tipo de información sobre el desenlace, que alguien confirmara que seguía vivo. El accidente se puede ver reproducido en muchos sitios, pero conservo la memoria de la retransmisión en directo, del golpe contra el muro y del tiempo que pasó hasta que se lo llevaron. Y de la tremenda tristeza, al borde del llanto, en cuanto se confirmó la muerte.
Recuerdo ver carreras de F1 desde los 70 y, para mí, no ha habido un conductor como él, aunque otros hayan ganado más. No es como ganaba, sino como competía y lo que yo sentía cuando lo veía competir. Si tengo que decir los dos deportistas que más he admirado en mi vida, uno, sin la más mínima duda, es él.
Cómo vuelve aquel recuerdo cada año por estas fechas…