Empecé a ir al fútbol allá por el 74 y fui educado en la rivalidad con Coruña como ciudad y como equipo. Debí estar unos diez años sin ver al Celta en la misma división dos temporadas seguidas. Al Coruña (sí, al Coruña) sólo lo veíamos cuando nos tocaba bajar a segunda. Lo normal era no saber de ellos durante un par de años, hasta que nos volvía a tocar. Había rivalidad, pero pocas ocasiones de materializarla y yo no recuerdo problemas de orden público. La excepción fue el año que fuimos tan malos los dos que descendimos a segunda B (casi recién constituida). Ellos habían estado no hacía demasiado en tercera división. De esa manera, coincidimos tres años seguidos (segunda-segunda B-segunda). Ahí la cosa empezó a ponerse tensa y de los gritos fuimos pasando a mayores.
Ascendimos (con Pavic, Del Cura, Ademir, Suárez…) en dos años a primera. Por supuesto, los volvimos a dejar atrás, pero ya no llevaron bien lo de que les mojáramos la oreja también en la B. El complejo nunca han dejado de tenerlo. Ellos siguieron vegetando en segunda hasta que hicieron veintiún años seguidos sin pisar la primera, creo recordar. Por nuestra parte, tuvimos un buen momento en Primera a mitad de los ochenta, pero volvimos a bajar.
En ese contexto es en el que sucedió lo del partido en Riazor, en una temporada que se jugó un playoff de ascenso. Nosotros llegábamos a Riazor en ventaja y de primeros; ellos necesitaban ganar para seguir teniendo opciones de ascender a la máxima categoría por primera vez en eones (en nuestro grupo sólo iba a ascender el primero, ya estaba claro). Pasó lo de Díaz Vega y todo lo que habéis contado. Ahí reventó todo. No lo recuerdo bien, pero creo que en el partido en Vigo ya había habido problemas (en aquellos años de la reconversión de astilleros los antidisturbios tenían plaza fija aquí y hay que reconocer que estábamos entrenados en guerrilla urbana). El caso es que, ya fuera de opciones y con Riazor cerrado por el comportamiento del público (y de sus fuerzas vivas), avivaron el odio durante toda la semana y se fueron a jugar a Lugo con los juveniles contra el Castellón (creo recordar), que era el único que nos podía quitar la plaza de ascenso en la última jornada. Perdieron, claro, pero nosotros hicimos nuestro trabajo y ascendimos. Jamás se han disculpado por ello.
Desde entonces, todo fue a peor. No han dejado de montarla ni siquiera cuando han venido a jugar a Balaídos contra el Celta B. Tampoco hemos sido unos santos, pero hace tiempo que hay una evidente asimetría en cuanto a burricie. En esto sí ganan ellos. Obviamente, ni toda su afición ni la nuestra es así, dejémoslo claro.